viernes, 26 de abril de 2013

El hambre como instrumento de dominación


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En 1996, en la reunión de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura) en Roma, se acordó reducir el número de personas desnutridas -unos 1.000 millones- a la mitad para el año 2015; en la actualidad, 17 años después, son casi 900 millones de personas las aquejadas de subnutrición crónica.
En <El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2012> se presentan nuevas estimaciones sobre el número y la proporción de personas subnutridas a partir de 1990, se concluye que “el número de personas hambrientas en el mundo sigue siendo inaceptablemente elevado”. Representan el 12,5% de la población mundial, o una de cada ocho personas. La gran mayoría de estas personas -852 millones- vive en países en desarrollo (países del Sur).
En las regiones desarrolladas, en cambio, se calcula que hay 16 millones de personas hambrientas.
Desde 2007-08, fecha en la que el mundo es llevado a una crisis por los poderes económicos, los avances a nivel mundial en la reducción del hambre se han ralentizado.
Señala la FAO que “la protección social es crucial para acelerar la reducción del hambre” y que “para eliminar el hambre son precisas medidas públicas” que, además, “deberían utilizarse para financiar la educación, el desarrollo de las capacidades y una amplia variedad de programas públicos de nutrición y salud”. Pese a esto, los gobiernos capitalistas, mayoría en el planeta, han preferido tomar medidas públicas para salvar las cuentas de resultados de las entidades económico-financieras privadas; asfixiando con recortes a sus pueblos y dejándolos a la deriva.
En un mundo donde se producen alimentos suficientes para toda la humanidad existen cerca de 900 millones de personas hambrientas, cuya responsabilidad principal, indudablemente, reside en el llamado “Primer Mundo”, con sus políticas neoliberales y la negación a eliminar los escandalosos subsidios agrarios que empujan a la pobreza, desigualdad e injusticia.
Cada 5 segundos muere un niño de hambre, la población mundial consume directamente menos de la mitad de los granos que se cosechan, el 70% de los países empobrecidos son importadores netos de alimentos, países que pagar un 65% más por sus importaciones o el 74% en algunos países africanos.
Las previsiones para la próxima década no pueden ser mas alarmantes: cereales, arroz y oleaginosas subirán entre un 35% y un 65% de media.
Esta marea de cifras viene a demostrar la falta de voluntad que los países enriquecidos muestran para erradicar la hambruna.
Por si esto fuera poco, aparece la siniestra práctica de convertir el grano y los cereales en combustible; se han desviado más de 100 millones de toneladas de cereales para alimentar vehículos y maquinarias. Llenan los tanques de los coches y dejan los estómagos vacíos, retiran maíz, azúcar, soja… de la mesa de los pobres para convertirlo en combustible que sacie el consumismo capitalista. EE.UU. tiene planificado destinar casi un 30% de su producción de maíz para elaborar etanol. ¿Acaso no es esto un arma de destrucción masiva? La alimentación es un derecho humano inalienable.
No somos conspiranoicos por afirmar que la voluntad del Capitalismo es matar de hambre a gran parte de la población -población que considera sobrante-, atendiendo a los datos y voluntades de los gobiernos al servicio del Capital. La llamada globalización es la globalización de los estómagos vacíos. Como ejemplo, lo siguiente:
• Si el gasto militar de la OTAN en un año (1 millón de millones de dólares) fuera reducido en sólo un 10%, se liberarían casi 100.000 millones de dólares para erradicar el hambre en la Tierra.
• Si se condonara la Deuda Externa de los países del Sur, estos dispondrían de 345.000 millones de dólares al año.
• Si los países desarrollados cumplieran su compromiso de destinar el 0,7% del PIB para el Desarrollo, los países del Sur tendrían 130.000 millones de dólares anuales.
• Si el 25% del dinero derrochado cada año en publicidad comercial se destinara a producción de alimentos, casi 250.000 millones de dólares se dedicarían a combatir el hambre y la desnutrición.
• Si el dinero del subsidio agrícola del Norte se destinara a desarrollo agropecuario del Sur, se dispondría de 1.000 millones de dólares diarios para invertir en producción de alimentos.
A medida que suben los ingresos, aumenta la diversidad de la dieta. Los ricos no conocen el hambre. Las clases adineradas, las capas altas de la sociedad, no saben lo que es pasar hambre. Muy al contrario, saben que el hambre es un instrumento de dominación que les sirve para seguir esclavizando a la mayoría de los habitantes del planeta.
Se está llevando un crimen silencioso a los desfavorecidos. El Hambre no es un fenómeno aislado producto de haber nacido en determinada región; el Hambre es la consecuencia de un sistema genocida, el capitalista, basado en el acaparamiento de las riquezas por unos pocos a costa de la mayoría.
Las 3 personas mas ricas del mundo acumulan activos equivalentes al PIB conjunto de los 48 países mas pobres.
Es momento de pensar si el Hambre es evitable y si hay voluntad de erradicarlo o por el contrario seguir con este asesinato silencioso que lleve a la destrucción de la Humanidad y su perecimiento.

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